En los años ochenta, todo era nuevo, también la libertad.
Aprendimos poco a poco innovando, así como el público
se iba adaptando a los diseños, las formas, las técnicas y nuevos perfiles.
Córdoba nos abrazó con entusiasmo. Agradecidos.
Desde la Judería, como agua de mayo sobre flores de azahara,
vistió en verde y manganeso y cuerda seca
sus numerosas callejas y bazares. Abrió los patios y terrazas.
Han pasado treintaytantos años.
Hoy Al-Zahra será declarada patrimonio de la humanidad.
Nuestro granito de arena, Wallada, inasequibles al desaliento,
embajadora por el mundo de la ceramica califal.
También desde Wallada unidos a Córdoba y Al-Zahra, nuestra labor entusiasta.
Plano, callejero de Córdoba,1988. |
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