miércoles, 15 de marzo de 2017

Cerámica califal Wallada, estilo verde y manganeso. Técnica e historia.


                                           

    El proceso de trabajo de estas piezas lo realizamos de manera artesanal, usando las antiguas técnicas del Califato de Córdoba y reinos Taifas.
    La Cerámica Omeya esplende en el laboratorio de arte que supuso la edificación de la ciudad palatina: Madinat al-Zahra (Siglo X). Formas variadas de un lujo utilitario, técnicas de vidriado, esmaltes, barnices y engobes, cristalizaban junto a la decoración geométrica  y vegetal, ensayada en las enchapaduras de piedra, basas de columnas, labradas en honor del primero de los califas de Occidente, Abd al-Rhaman III.
Arquitectos y artesanos conjuntados con el espíritu cordobés de crear un nuevo arte, que asimilara el sustrato romano con el occidentalizado espíritu del Califato cordobés e inserto en la tradición oriental de la que nacía.
   En Alfar Wallada usamos una arcilla roja similar a las antiguas arcillas autóctonas y donde aún permanecen enterrados los hornos califales destruidos por la fitna (guerra civil), bajo el subsuelo de la populosa urbe medieval que fue Córdoba y de la palatina ciudad de Al-Zahra.
Una vez la pieza se ha secado, pasa al horno para una primera cocción. Tras el bizcochado la bañamos en una mezcla de tierras y esmaltes, recetas de tradición oriental que se usaron en la corte cordobesa, foco innovador de motivos, técnicas y formas.
  La decoración consiste en pintar con óxido de cobre(tonos verdes) y óxido de manganeso(morado-negro) los motivos epigráficos(al-mulk, baraka), geométricos, florales y de animales. No es muy inusual hallar restos fragmentados de verde manganeso (Plato del arquero y otros personajes) donde se reproduce la figura humana con trazo simplista.
       El perfilado en manganeso delimita zonas verdes y oscuras en una paleta tricolor donde el blanco símbolo de los omeyas, prevalece a menudo positivado y se complementa con el verde y oscuro de manganeso en alternancia de luces y sombras.
       
Los motivos y formas investigadas y recopiladas a lo largo de de varias década(años ochenta) en el Alfar Wallada, con ésta exclusiva dedicación, reflejan la simbología de la época de esplendor cordobés: el arte califal. Época de encuentros y asimilación de influencias persas, bizantinas, junto al sustrato hispanorromano. Las técnicas de Egipto y de la lejana China. Todo conjuntado en el peculiar universo donde convivieron las diferentes culturas y religiones de Al-Ándalus.
                                                                                                      José Luis Parra Jurado